lunes, 22 de febrero de 2010

Adiós pesimismo.

Hace poco y gracias a mi amigo Lalo, hice un fuerte descubrimiento de mi misma. Me di cuenta de que tengo una dosis de pesimismo un poco mayor al promedio y si bien, no pienso constantemente que el fin del mundo se acerca, debo admitir que tengo una tendencia a ver
lo malo antes que lo bueno de todo en general.

Después de tragarme mi orgullo y aceptar que tal vez tenga un poco (sólo un poco) de razón, me puse a reflexionar, ¿cómo afecta esto a las personas?

Mi conclusión, al menos en mi particular caso es que te estrecha la mente, pues te da una visión incompleta de las cosas, ya que aunque piensas que eres objetivo no lo eres, sólo ves una porción de todo el pastel, y esto a su vez, hace que todas tus energías se vayan a lo malo, lo que te deja poca o nula capacidad de ver el lado bueno, que a su vez se traduce en una constante incapacidad de disfrutar lo que tienes. Qué fuerte.

No es cuestión de ser optimistas a lo tonto, pero si de disfrutar. De no permitir que eso malo ahogue lo bueno porque estoy segura que lo bueno, atrae bueno, pero ya me estoy metiendo en ondas místicas. Pero bueno jaja, este post consiste en un experimento. A lo largo de 21 días, trataré de cambiar mi patrón (luego explico lo de los 21 días), intentando ver lo bueno de todo, haciendo una reseña diaria. A ver que pasa en mi y en mi exterior (chan chan chaan).

1 comentario:

  1. Yo sé que mi poca razón de nada sirve. Me da gusto que quieras liberarte de tu estrechavista. Mucha suerte con tu experimento, amiga. Ya me diras que más puedes ver después.

    ResponderEliminar