A veces, la desesperación es tal, que es difícil ver el lado positivo en todo este remolino de vivencias y emociones rápidas. Es muy fácil perder la perspectiva, todo parece una locura, piensas que explotarás, y de repente... Respiras.
Recuerdas quien eres y quien quieres ser. Comienzas a ver que el proceso, duro ciertamente, es disfrutable. Te asombras de tu capacidad para superar lo insuperable. Das gracias a que la vida te esté dando estas pruebas que te hacen más fuerte y mejor persona, a que te siga sorprendiendo, cuando soberbiamente, pensabas que ya no lo podía hacer.
No es nada fácil, no mentiré. Pero sin duda, es un hecho que todas las cosas difíciles, son las que más valen la pena. Son las más bellas y significativas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario